Silvia Crespo Pomar

Silvia trabaja como científica en el grupo de " Vector Engineering" en Vector Biopharma; una start up afincada en Basilea cuyo objetivo es el desarrollo de adenovirus específicos y seguros que puedan ser usados como vectores para diferentes terapias génicas.

Vida profesional

P. ¿Nos podrías explicar brevemente tu carrera profesional hasta el día de hoy?

R. Hace ya casi diez años, después de licenciarme en Biología y terminar un máster en Biomedicina Molecular en la Universidad Autónoma de Madrid, decidí venir a Berna para hacer un doctorado sobre señalización celular en diferentes tipos de cánceres. Sin embargo, fué durante mi Postdoc, en el instituto de Veterinaria, donde tuve mi primer contacto con la biología sintética y descubrí mi verdadera pasión: hacer puzles con genomas de microorganismos.

P. ¿Por qué viniste a Suiza?

R. Varias personas de mi círculo cercano que trabajaban en la Academia me recomendaron emigrar al extranjero para ganar experiencia y también porque las expectativas para trabajar en investigación en España en ese momento no eran las más prometedoras. Me quedó claro que emigrar era una opción muy válida pero el ” a donde” no me importaba demasiado. Busque las ofertas de doctorado basadas en el tema al que me quería dedicar y Suiza apareció en el mapa como una opción muy atractiva.

P. ¿Cuáles han sido los retos o desafíos más destacados hasta la fecha?

R. A los dos años de empezar mi doctorado, mi director de tesis perdió su puesto y nos dejó a abandonados con el proyecto a medias. Todos los del grupo nos encontramos bastante perdidos hasta que logramos conseguir la financiación necesaria y un puesto en otro laboratorio para concluir nuestros doctorados. Después de aquello me consideré capaz de lidiar con cualquier problema que pudiera aparecer en el futuro.

P. ¿Cuál fue el detonante para  que decidieses hacer la transición a industria?

R. Al finalizar mi doctorado ya tenía claro que quería hacer la transición a industria. Quería dedicarme a realizar una ciencia que tuviera una aplicación más directa sobre el paciente. Desde mi perspectiva, en la Academia se estaba perdiendo el objetivo último de nuestra investigación: intentar mejorar la vida de las personas, en pro de obtener más publicaciones. Por esto, durante mi Postdoc decidí iniciar ya esta transición, con un proyecto que fue una interfase entre Academia e industria.

P. ¿Qué aspectos del trabajo científico consideras que han mejorado al trabajar en  industria?

R. Como ya he mencionado, encuentro muy motivador el aspecto tan aplicado de nuestra investigación. Ser consciente de que el resultado de mi trabajo pueda llegar a concretarse en una terapia especifica que ayude a diferentes pacientes es muy gratificante. Por otro lado, he vivido mucha más interacción y flujo de información con mis compañeros que trabajan en diferentes ramas de la Biomedicina, generándose un ambiente muy enriquecedor y colaborativo.

P. ¿Y cuáles han empeorado?

R. Obviamente, hay una menor libertad a la hora de diseñar los proyectos que tienen que ir en línea con los objetivos corporativos. A su vez, hay una mayor presión con los plazos de entrega. Aún así, en resumen, para mí, el cambio ha sido satisfactorio.

ACECH y tú

P. ¿Qué te ha aportado ACECH?

R. Lo primero y más importante, ACECH me ha aportado muy buenos amigos. Y de manera más abstracta, ACECH me ha servido como red de contacto y apoyo con otros investigadores que se encuentran en la misma situación que yo o que ya han pasado por lo mismo y tienen buenos consejos que aportar. También me ha servido para acercarme a otras ramas de la ciencia y darme una visión más global gracias a la participación en micro-charlas y otros eventos.

P. ¿Qué te gustaría que ACECH ofreciera en el futuro?

R. En mi opinión, el “Buddy program” que se va a ofrecer dentro de poco puede aportar buenos resultados. Yo tardé unos cuantos años en conocer la existencia de la organización y creo que es justamente, durante el primer año, donde puedes beneficiarte en mayor medida de ella. Definitivamente, un programa que sirva como red de bienvenida y apoyo a los recién llegados puede ayudar para su integración dentro del ambiente científico suizo y del país en general.

Curiosidades sobre ti

P. ¿Si pudieras traerte algo de España a Suiza, que sería?

R. La espontaneidad de la gente, el calor humano, la familia y los amigos, las croquetas y las abuelillas que te cuentan su vida en la parada del autobús.

P. ¿Y de Suiza a España?

R. La limpieza de las calles, las montañas, la capacidad organizativa y la financiación en investigación.

P. ¿Si tuvieses un superpoder, cuál sería? ¿Por qué?

R. Me gustaría poder teletransportarme. Poder ir a visitar a mi familia, amigos o a mi pareja, que también vive en otra ciudad, en un segundo, sin tener que depender de trenes o aviones.

P. ¿Con qué animal te identificas y por qué?

R. Aunque me den un poco de asco, a veces me identifico con las cucarachas. Me parecen que son indestructibles y creo que yo también soy bastante resiliente.

P. Algún dato curioso sobre ti – no profesional

R. Me encantan los bares con música en directo y creo que soy de las pocas madrileñas sin ninguna conexión familiar con Galicia que toca la gaita gallega. También me encanta hablar de política e intentar hacer de Suiza un país un poco más feminista.

P. ¿Con qué persona famosa te gustaría cenar?

R. Me encantaría cenar con Olga Rodriguez. Ella es una periodista de elDiario.es que ha cubierto varios conflictos de Oriente Próximo. Me parece una de las personas más interesantes e integras que existen y escucharla hablar sobre derechos humanos me hace creer en la humanidad.

Conclusión final

P. ¿Qué consejo le darías a alguien que quiere venir a trabajar a Suiza?

R. Le diría que intente integrarse sin tratar de perder su identidad, pero estando abierto a los cambios y a las personas. Al principio puede ser duro, pero merece la pena. Yo tengo claro que, si pudiera volver atrás, volvería a emigrar a aquí.